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domingo, 31 de agosto de 2008

La mano derecha del padre (tomado de El Enterrador)


Esto sucedió, acababa de enterrar a una niña que se llamaba Estefanía, bautizada en honor de San Esteban, patrono de los albañiles y primer mártir. Murió al ser golpeada por una piedra del cementerio mientras dormía en el asiento trasero de la camioneta de sus padres cuando la familia conducía por la autopista de camino hacia Georgia. Era la medianoche. La familia había salido de Michigan esa tarde hacia una granja en Georgia donde se afirmaba que la madre bendita aparecía y le hablaba a los creyentes el día trece de cada mes. Mientras avanzaban por la autopista atravesando Kentucky, unos chicos del lugar que vivían media hora más al sur, sacaban lapidas del cementerio local por pura entretención. Levantaron una que pesaba cerca de seis kilos. Que querían hacer con ella?, vaya uno a saber. Y cuando caminaban por el puente sobre la autopista, se cansaron de cargar su trofeo. Con más picardía que malicia, la lanzaron por encima de la baranda mientras las luces de tráfico del sur se desdibujaban debajo de ellos. Fue en ese momento cuando la camioneta que conducía el padre de Estefanía se cruzo con la lapida robada del cementerio local. La piedra cayó hacia la tierra a casi 10 metros por segundo. La camioneta se dirigía hacia el sur a 112 Kilómetros por hora. La piedra destrozo el vidrio delantero, rozo el hombro derecho del padre de Estefanía, despertó a su madre que iba en el asiento derecho, paso por el espacio entre los dos asientos delanteros y golpeo a Estefanía en el pecho mientras dormía en el asiento de atrás.
Acababa de intercambiar el lugar con su hermano menor que se acomodo con sus otras dos hermanas en el asiento posterior de la camioneta. Estefanía no murió instantáneamente. El esternon se rompió, el corazón se lastimo sin posibilidad de reparación. Un camión se detuvo y pidió ayuda por radio, pero a las dos de la mañana en ningún lugar de Kentucky, una madrugada de viernes a esas horas, esas cosas toman tiempo. La familia espero a orillas de la carretera rezando el rosario mientras Estefanía respiraba con dificultad y gemía . Dos horas más tarde la reclamaron muerta en el hospital. La madre de Estefanía encontró la lapida en el asiento trasero y la entrego a las autoridades. Decía RESERVADO FOSTER; se creyó que era un poste de la esquina de la familia Foster en el cementero de resurrección.

A veces parece cuestión de selección múltiple.

A: fue la mano de Dios. Dios se despertó un viernes trece y dijo: “Quiero a Estefanía” ¿Cómo mas explicar el cruce fatal de tan extraños eventos?. Repita los hechos despacio, parece el trabajo manual de Dios. Si el resultado hubiera sido distinto lo llamaríamos un milagro.

B: No fue la mano de Dios. Dios sabia , tarde o temprano lo oyó mencionar , pero no levanto su mano porque Él sabe hasta que punto confiamos en las leyes de la naturaleza - La fuerza de gravedad, los objetos en movimiento y reposo-, así que no se entromete con los resultados fortuitos o deliberados. Lamenta informarnos esto, pero con seguridad entendemos su posición.

C: el Diablo lo hizo. Si la fe respalda la existencia del bien, también respalda la probabilidad del mal. Y a veces el mal salta encima de nosotros.

D: ninguna de las anteriores. La mierda sucede, es la vida, repóngase, siga con ella..

O quizás E: ninguna de las anteriores. Misterios -como las cuentas de un rosario- Gloriosos y dolorosos misterios.

Todas las respuestas dejan mi herencia intacta: el temor de mi padre, la fe de mi madre. Si es la voluntad de Dios, debería darle vergüenza, es lo que digo. Si no, que vergüenza para Dios. Es lo mismo. Siempre sacudo el puño ante el Todopoderoso y le pregunto ¿Dónde estabas la mañana del trece? La coartada cambia todos los días.

Desde luego que las respuestas, las que la fe no necesita y no van a llegar, les pertenecerían a los padres de Estefanía y a los cientos como ellos que he conocido a lo largo de los años.

Prometí la lapida de Estefanía para La Navidad; en realidad para el día de San Esteban. El 26 de Diciembre. El día que todos recordamos haber cantado Buen Rey Wenceslao. Esteban fue acusado de blasfemia y lapidado en el año 35 D.C.

La primera vez que lleve a los padres de Estefanía al cementerio a comprar la tumba de su hija, la madre se detuvo en el camino y señalo la estatua de Cristo resucitado “Quiero que este allá”, dijo, “bajo la mano derecha de Jesús”. Atravesamos la sección hacia un espacio vació y sin marcar debajo del brazo extendido de granito de Cristo “Aquí” dijo la madre con los ojos húmedos, fijos en los ojos grises de Cristo. El padre de Estefanía, con los ojos cada vez más delgados, leía el nombre sobre una tumba vecina : Foster, decía. Estaba escrito sobre la piedra.

1 comentarios:

Nightwriter dijo...

Bueno, eso parece mas un discurso ontológico sobre la verdadera existencia del todopoderoso.
Vaya uno a saber, yo lo llamaría coincidencia, o una serie de eventos desafortunados.

Saludos!